Inicio

Con todo lo que ha llovido, y después de 16 años de experiencia, he observado una serie de patrones de comportamiento cuando se entra en un banco.

Da la impresión de que vamos a la sucursal cuando no nos queda más remedio, como si nos adentráramos en un bosque oscuro sin saber lo que no espera. Esto es así principalmente por el desconocimiento económico que tenemos.

De ahí, está el que entra con miedo, el que entra indeciso, el que ya de primeras se muestra agresivo en el trato, etc.

Luego está el empleado del banco: El que pasa de todo, el que lo sabe todo, el que ves desde el primer momento que solo quiere colocarte productos, el que de cada cuatro palabras que dice tres no sabes lo que significan.

Vamos a intentar explicar clarito, clarito, todo aquello que necesitamos para abrir la puerta con un mínimo de seguridad, sin tener la sensación de que nos van a engañar en cuanto crucemos el umbral.

Piensa que las personas que trabajan en el banco, no son el banco, son empleados que cobran su nomina, que están muy presionados y que la formación que les ofrece su empresa es mínima. 

La mayoría de profesionales que sabían de su trabajo están prejubilados o se han ido gracias a los ERE en el sector en los últimos año, algo que ellos han agradecido, por cierto). Si hablas con un veterano siempre te dirá “el banco ya no es lo que era, solo piensan en vender”

Llevan años queriendo convertir las sucursales en meros puntos de venta, donde lo importante son los seguros o planes de pensiones que colocas no lo que el cliente necesita, por lo que se están nutriendo de una plantilla a los que solo presionan comercialmente (incluso con amenazas) para vender, vender, vender sin importar que sepan lo que están vendiendo.

Desde este blog voy a intentar dotar a todo aquel que quiera de un botiquín de primeros auxilios bancarios o de un kit de supervivencia para que sepamos que es lo que nos están contando y cuales son nuestros derechos antes de que nos impongan nuestras obligaciones.

Espero que os sea de utilidad.